sábado, 13 de noviembre de 2010

postheadericon Nuestros Titulares

SANTÍSIMO CRISTO DE LA MISERICORDIA

        La imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia, Titular de nuestra Cofradía, fue realizada en el año 1959 en los Talleres Salesianos de Arte Sacro de la Santísima Trinidad, en la ciudad de Sevilla; siendo una de las más destacadas obras del imaginero catalán José María Geronés y de su círculo. Tallado sobre madera de cedro, representa al Redentor muerto, clavado sobre la cruz suspendido de esta por tres clavos, quedando el pie derecho sobre el izquierdo; las piernas semiflexionadas por la flacidez de la muerte, hacen que el peso del cuerpo aumente la tensión en los brazos inclinando el torso hacia delante al tiempo que vuelve la cabeza levemente a la derecha.
         Obra contemporánea, de estilo barroco andaluz con una marcada tendencia manierista que le confiere unos rasgos suaves y sutiles, sin exageraciones en el gesto. El rostro, muy sereno, hunde ligeramente la barbilla sobre el pecho, manteniendo los ojos casi entornados y la boca levemente entreabierta, dando la impresión de que acaba de exhalar su último aliento de vida.
         Del mismo modo, sutil y difuminado, el paño de pureza se recoge de izquierda a derecha sin voluminosos nudos ni pliegues pronunciados, atendiendo a los cánones neomanieristas que influencian la talla, quedando visible en algunas zonas la soga que lo sujeta a la cintura. Bajo el sencillo paño se advierten las formas de unos muslos robustos y unas amplias caderas, que unidasa las proporciones del resto del cuerpo, aportan a la figura una aparente virilidad.
         El tratamiento del cabello, también liviano, divide en dos la majestuosa cabeza del Señor, cayendo en suaves bucles que se pierden hacia la espalda en el lado izquierdo de la imagen, mientras que hacia el lado derecho deja visible un amplio mechón sobre el hombro.
         Carente de rasgos excesivamente marcados en todo el conjunto, la imagen del Señor de la Misericordia inspira serenidad y ternura, al mismo tiempo que embarga el alma del espectador en una mezcla de sentimientos.
         Originalmente, la cruz sobre la que se soporta la talla del Cristo era de las denominadasarbóreas, con profusión de nudos y grietas tallados sobre la madera, pero hubo de sustituirse en la década de los setenta al haber sido atacada por los xilófagos, presentando desde entonces una cruz de maderos planos que restan a la figura su primitiva esbeltez; por lo que en un futuro próximo, y dentro del proyecto de restauración y conservación a que va a ser sometida la talla, le será repuesta una cruz de similares características a la original, con lo que se conseguirá estilizar notablemente la apariencia de la que sin lugar a dudas, está considerada como una de las más prodigiosas tallas cristíferas de su tiempo.
        Obtuvo el beneplácito del Tribunal de Arte Religioso el tres de septiembre de 1960 actuando como padrinos de su bendición el torero D. Carlos Corbacho y la señorita María Crespo.


MARIA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA
        En 1956 la Junta de Gobierno decidió sustituir la primitiva imagen de la Santísima Virgen de la Amargura por otra que se ajustase mejor a los cánones estéticos y plásticos de la Cofradía, por lo que se optó por encargar la nueva talla a D. Manuel Pineda Calderón, imaginero sevillano que gozaba de prestigio entre los círculos escultóricos de la época. Aprobado por la Junta el boceto original que el imaginero presentara a los miembros de la misma, el artista con sus gubias imprimió sobre la madera los más bellos y dulces rasgos, logrando que en el rostro de Nuestra Señora de la Amargura se conjugaran a un tiempo el sufrimiento y la ternura, el dolor y la belleza, la desesperación y la gracia más singular.
         El hermoso y sereno rostro de esta imagen enamoró tanto a su autor, que en repetidas ocasiones comunicó a la Junta de Gobierno su deseo de llevársela a su taller, a cambio de otra nueva que él tallaría para la Hermandad.
         Realizada sobre madera de ciprés de Flandes, la talla de candelero presenta una marcada torsión de la cabeza y el tronco hacia la derecha y al frente, ideada para formar un Calvario en compañía de San Juan, posibilitando que las miradas de la Santísima Virgen y el Apóstol se cruzaran en el vacío; a la vez que sumerge a la imagen en un ensimismamiento que hace que, al ser contemplada por el espectador, refleje un profundo sentimiento de tristeza.
         Esta talla se enmarca perfectamente en el más puro barroco andaluz que caracterizó a la obra de Pineda Calderón, el cual aportaba a todas sus tallas una mirada serena en un rostro despejado de gestos extremadamente marcados. En cuanto a las manos de la imagen, de una perfilada y concreta simetría, cabe destacar su porte natural y sereno.
         En febrero de 1974, un lamentable incendio que se originó en la Capilla del Baptisterio de la Iglesia de la Inmaculada Concepción, donde reside canónicamente la Cofradía, afectó gravemente el rostro de la imagen de Nuestra Señora, por lo que hubo de ser trasladada a Sevilla para su restauración, que fue llevada a cabo por el propio autor; siendo este el último trabajo que Manuel Pineda Calderón realizara, pues falleció en el mes de diciembre de aquel mismo año sólo unos días después de haber finalizado la obra, que recuperó su brillantez original. De este modo, la tragedia cumplió el deseo reiterado del artista de llevarse la imagen de la Virgen a su casa, quien no quiso marcharse de este mundo sin haberse despedido antes de la que, sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que fue su obra cumbre.
         La imagen de la Santísima Virgen obtuvo el beneplácito del Tribunal de Arte Religioso, el tres de agosto de 1956, siendo bendecida el 30 de septiembre del mismo año, actuando como padrinos D. Fernando Ramos Argüelles y su distinguida esposa.